Ni el grupo Calle 13 se salva de un reproche, por haber aceptado un premio en Cuba en mérito a sus denuncias de las injusticias en su país. ¿Qué queda entonces para ellos?, se preguntan estos raperos cubanos, llamando así la atención sobre el permanente uso por parte del progresismo de una vara diferente para medir -para no medir, mejor dicho- lasviolaciones de los derechos humanos que se cometen en nombre del socialismo.
Tribu Mokoya es un disco surgido de la reunión de un grupo de raperos cubanos y un venezolano en el cual se destaca el tema Háblame, cuya letra demuele todos los mitos de la Revolución de los hermanos Castro, con el mérito de estar compuesta y cantada desde Cuba.
Uno de los compositores, Silvito El Libre, es el hijo de Silvio Rodríguez, uno de los artistas más destacados del movimiento musical llamado la Nueva Trova Cubana, que nació rebelde y poco a poco fue recuperado por el régimen. Posiblemente, el agregado "El Libre" que Silvito puso a su nombre artístico tiene por finalidad diferenciarse de su padre que todavía no se atreve a romper abiertamente con el régimen, a diferencia de su antiguo camarada Pablo Milanés que no se suele ahorrar críticas tanto en sus canciones como en sus declaraciones ("Me pregunto si valió la pena", ha llegado a decir).
Háblame es una clara interpelación a Fidel Castro, un pedido de rendición de cuentas por haber hecho "de un país tan feliz una islita triste" y "porque ha sido el cruel estalinismo el pago al amor y la fe y la esperanza que el pueblo puso un día en este sistema"; síntesis brillante de la frustración de una experiencia histórica que en sus muy tempranos inicios concitó adhesiones masivas.
No hay tema que quede olvidado en la lista de aquellos sobre los que estos jóvenes artistas piden a Fidel Castro -sin nombrarlo- que les hable: la caída en desgracia de antiguos aliados como el general Ochoa, la misteriosa muerte de Camilo Cienfuegos -líder carismático que hubiera podido opacar el nombre de Fidel-, los cubanos muertos intentando huir de la isla, las deserciones, el acoso a los disidentes como Yoani Sánchez y Guillermo Fariñas, el contraste entre las privaciones que padece la inmensa mayoría y el lujo en que vive la nomenklatura, la vuelta de la prostitución que el régimen se vanagloriaba de haber erradicado por completo, la persecución a los homosexuales, la censura a los artistas, las carencias en los hospitales y la pretensión de dirigir la vida de todos y cada uno de los cubanos.
"¿Por qué tú te crees Jesús?", preguntan.
Y piden:
"Háblame de ti, de tus mañas, tus estupideces,
Y de un comunismo fusionado con tus intereses
Del odio que crece por oírte hablar tantas sandeces
Y de la miseria porque el pueblo no se lo merece"
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