Un trabajo dirigido por la investigadora del Conicet Patricia Elizalde demostró que un receptor de factores de crecimiento localizado en la membrana de la célula puede estimular el desarrollo del tumor cuando migra al núcleo. Fue calificado como uno de los hallazgos de mayor impacto de 2010
El cáncer de mama es uno de los de mayor incidencia en mujeres en todo el mundo. Las estadísticas, sin embargo, demuestran que en muchos casos hay un buen pronóstico. Esto es porque existen múltiples factores que pueden producir la enfermedad y hasta podría decirse que no hay un solo cáncer de mama.
Las permanentes investigaciones sobre esta enfermedad demostraron que las interacciones entre las hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) y los factores de crecimiento juegan un rol decisivo en la incidencia de los tumores mamarios. Éstos últimos constituyen una familia de proteínas de bajo peso molecular que regula la proliferación celular, entre otros efectos.
Un trabajo dirigido por la doctora Patricia Elizalde, investigadora del Conicet, en el laboratorio de Mecanismos Moleculares de Carcinogénesis del Instituto de Biología y Medicina Experimental –Ibyme-, demostró que un receptor de factores de crecimiento localizado en la membrana celular puede estimular el desarrollo tumoral cuando migra al núcleo de la célula.
Ese receptor es el ErbB2, proteína que está directamente involucrada en el desarrollo del cáncer de mama y asociada a la falta de respuesta a las terapias. Por ende, anuncia un mal pronóstico en los tumores mamarios que poseen altos niveles de expresión de ErbB-2, que puede estimular el crecimiento tumoral.
“Lo que se demostró anteriormente es que el ErbB2 no sólo actúa como receptor de membrana sino que también puede moverse hacia el núcleo celular y unirse al ADN”, explicó la doctora Elizalde.
Paso a pasoLas células están rodeadas de una membrana. En el interior de la célula se encuentra el núcleo y lo que está entre el núcleo y la membrana es el citoplasma. En esta membrana que rodea a la célula es donde se encuentran anclados los receptores de factores de
crecimiento, entre ellos el ErbB-2.
Si bien ya se sabía que el ErbB2 es un receptor de membrana y que puede viajar al núcleo, la investigación dirigida por la doctora Elizalde descubrió que por efecto de una hormona, la progesterona, el ErbB-2 se mueve y llega hasta allí, donde se asocia con proteínas que a su vez estas están unidas al ADN y potencia la actividad de las mismas, lo que trae como consecuencia que las células del tumor de mama se dividan y proliferen.
Si se bloquea la capacidad del ErbB2 de llegar al núcleo se puede inhibir el crecimiento del cáncer de mama. Esto pudo verificarse in vitro, en células en cultivo y también en modelos experimentales en ratones.
La propuesta es reevaluar en qué parte de la célula está localizado el ErbB2 en los tumores de mama y, como terapia, bloquear la traslocación al núcleo, ya que una de las formas que usa este receptor para dar la orden a las células de que se dividan y proliferen es formar complejos nucleares con proteínas que directamente regulan la división celular.
Para bloquear la migración del ErbB-2 tumoral se cuenta con un ErbB2 mutante, hecho por ingeniería genética.
Ese mutante no sólo no va al núcleo, sino que también impide que el ErbB2 endógeno -el que está presente en la célula tumoral- entre al núcleo. Al haber una célula que no tiene el ErbB2 en el núcleo, se logra disminuir el crecimiento de un tumor.
La estrategia proporciona una nueva y prometedora alternativa terapéutica para pacientes de cáncer de mama con altos niveles de producción de ErbB-2.
Este descubrimiento fue publicado on line en el Molecular and Cellular Biology (MCB), y fue seleccionado por el comité editor como uno de los de mayor impacto publicados en el 2010.
El equipo de investigación está formado por Patricia Elizalde, directora del grupo integrado; Wendy Beguelin, María Celeste Díaz Flaque, Cecilia Proietti, Florencia Cayrol, Martín Rivas, Mercedes Tkach, Cinthia Rosemblit, Johanna Tocci, Eduardo Charreau y Roxana Schillaci.
El cáncer de mama es uno de los de mayor incidencia en mujeres en todo el mundo. Las estadísticas, sin embargo, demuestran que en muchos casos hay un buen pronóstico. Esto es porque existen múltiples factores que pueden producir la enfermedad y hasta podría decirse que no hay un solo cáncer de mama.
Las permanentes investigaciones sobre esta enfermedad demostraron que las interacciones entre las hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) y los factores de crecimiento juegan un rol decisivo en la incidencia de los tumores mamarios. Éstos últimos constituyen una familia de proteínas de bajo peso molecular que regula la proliferación celular, entre otros efectos.
Un trabajo dirigido por la doctora Patricia Elizalde, investigadora del Conicet, en el laboratorio de Mecanismos Moleculares de Carcinogénesis del Instituto de Biología y Medicina Experimental –Ibyme-, demostró que un receptor de factores de crecimiento localizado en la membrana celular puede estimular el desarrollo tumoral cuando migra al núcleo de la célula.
Ese receptor es el ErbB2, proteína que está directamente involucrada en el desarrollo del cáncer de mama y asociada a la falta de respuesta a las terapias. Por ende, anuncia un mal pronóstico en los tumores mamarios que poseen altos niveles de expresión de ErbB-2, que puede estimular el crecimiento tumoral.
“Lo que se demostró anteriormente es que el ErbB2 no sólo actúa como receptor de membrana sino que también puede moverse hacia el núcleo celular y unirse al ADN”, explicó la doctora Elizalde.
Paso a pasoLas células están rodeadas de una membrana. En el interior de la célula se encuentra el núcleo y lo que está entre el núcleo y la membrana es el citoplasma. En esta membrana que rodea a la célula es donde se encuentran anclados los receptores de factores de
crecimiento, entre ellos el ErbB-2.
Si bien ya se sabía que el ErbB2 es un receptor de membrana y que puede viajar al núcleo, la investigación dirigida por la doctora Elizalde descubrió que por efecto de una hormona, la progesterona, el ErbB-2 se mueve y llega hasta allí, donde se asocia con proteínas que a su vez estas están unidas al ADN y potencia la actividad de las mismas, lo que trae como consecuencia que las células del tumor de mama se dividan y proliferen.
Si se bloquea la capacidad del ErbB2 de llegar al núcleo se puede inhibir el crecimiento del cáncer de mama. Esto pudo verificarse in vitro, en células en cultivo y también en modelos experimentales en ratones.
La propuesta es reevaluar en qué parte de la célula está localizado el ErbB2 en los tumores de mama y, como terapia, bloquear la traslocación al núcleo, ya que una de las formas que usa este receptor para dar la orden a las células de que se dividan y proliferen es formar complejos nucleares con proteínas que directamente regulan la división celular.
Para bloquear la migración del ErbB-2 tumoral se cuenta con un ErbB2 mutante, hecho por ingeniería genética.
Ese mutante no sólo no va al núcleo, sino que también impide que el ErbB2 endógeno -el que está presente en la célula tumoral- entre al núcleo. Al haber una célula que no tiene el ErbB2 en el núcleo, se logra disminuir el crecimiento de un tumor.
La estrategia proporciona una nueva y prometedora alternativa terapéutica para pacientes de cáncer de mama con altos niveles de producción de ErbB-2.
Este descubrimiento fue publicado on line en el Molecular and Cellular Biology (MCB), y fue seleccionado por el comité editor como uno de los de mayor impacto publicados en el 2010.
El equipo de investigación está formado por Patricia Elizalde, directora del grupo integrado; Wendy Beguelin, María Celeste Díaz Flaque, Cecilia Proietti, Florencia Cayrol, Martín Rivas, Mercedes Tkach, Cinthia Rosemblit, Johanna Tocci, Eduardo Charreau y Roxana Schillaci.
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